Ética, alienación y ontología: Lo imposible es el punto de partida de cada posible

Resumen

El primer cuarto del siglo XXI está llegando a su fin, y las crisis mundiales parecen hacerse omnipresentes. Las fuerzas de destrucción capitalistas no se han desbocado, simplemente representan la actualización de las relaciones de explotación capitalistas. Las nociones de encadenamiento son presa de ilusiones, que pasan por alto tanto momentos históricos concretos como la esencia de las relaciones capitalistas. Por el contrario, la emancipación social presupone una comprensión ontológica de la acción humana. No basta con desear una sociedad más humana; hay que comprender tanto los límites como el potencial de transformación. Basándose en Marx y Lukács, se investigan las categorías ontológicas de lo posible y lo imposible, el trabajo y la teleología, creando así una prerrogativa opuesta a la naturalización y eternización capitalistas. En su lugar, el capitalismo es tomado como lo que es: una determinada construcción social, histórica, por lo tanto, una organización social superable en lugar de una fuerza natural. En la medida en que la debacle histórica del marxismo ha provocado un vacío metodológico lleno de relativismo, los análisis críticos contemporáneos se disgregan en fenómenos burgueses aislados, convirtiéndose ellos mismos en valoraciones liberales. El impacto concreto no es irrelevante: se combaten argumentos en los campos elegidos por el capitalismo; se rechaza a priori cualquier percepción de totalidad; las estrategias para superar los desafíos capitalistas reproducen las condiciones que los crean, porque se asume lo que hay que explicar. Parece urgente replantear la crítica social en el marco de la ortodoxia metodológica. La crítica capitalista marxista parte de hechos ontológicos, por ejemplo, el trabajo. Esto significa captar tanto la totalidad como las dimensiones ontológicas de las formas particulares, permitiendo estrategias efectivas hacia la emancipación.